Baldiri Reixac (Bell-lloc d’Aro, 1703-Ollers, 1781) fue cura del pequeño pueblo de Ollers -municipio de Vilademuls-, donde hizo estancia durante cincuenta y dos años: desde que llegó, con veintisiete años, hasta su muerte a los setenta y ocho. Destacó como pedagogo en dar a conocer, a través del libro Instrucciones para la enseñanza de muchachos (1749), las nuevas ideas pedagógicas que imperaban en Europa en aquella época. Además de ser un libro de pedagogía, contiene los contenidos concretos que los niños tenían que aprender en la escuela, es, por tanto, también una enciclopedia escolar. Tuvo una gran repercusión, ya que, hasta mediados del siglo XIX, se hicieron once ediciones.
Baldiri Reixac dejó tres obras inéditas, entre las cuales, una continuación de las Instrucciones.
Algunos pensamientos de Instrucciones para la enseñanza de muchachos:
Enseñanza al alcance de los niños
La primera cosa que los maestros deben observar en la educación de los niños es tener un gran deseo de educarlos bien, porque este buen deseo les obligará a discurrir y a poner en práctica los medios más adecuados para el mejor progreso de los niños , siempre de acuerdo con la capacidad de cada alumno, y, por ello, deben examinar sus capacidades para que las enseñanzas se adecuen.
Estudiar con orden
Para que los niños queden bien instruidos, tienen que estudiar con orden, es decir, estudiar a las horas que son destinadas al estudio, pasearse y esparcirse a las horas de ocio y comer y dormir en el su debido tiempo.
Necesidad del juego
Es necesario que los niños se diviertan y jueguen, porque el espíritu humano no puede estar ocupado siempre seriosamente. De esta manera conservarán mejor su salud y la viveza de sus capacidades, ya que el espíritu humano es como la tierra, que para tener un buen fruto quiere estar en reposo, sin trabajar: si los niños juegan y se divierten, después estudiarán de mejor gusto.
No atropellar a los niños con reglas
Para entender y hablar una lengua poco importa que los alumnos sepan bien las reglas, sino que con la práctica se adquiere el dominio, y, por tanto, no se han atropellar a los niños con el aprendizaje de las reglas y el saber decirlas de memoria.
Consideraciones en cuanto a los castigos
Las faltas voluntarias son las que deben ser castigadas, pero sin cólera y pasión. Con el fin de actuar con prudencia, esperaremos el momento más adecuado para castigar.No es bueno castigar en caso flagrante, sino dar tiempo para que el alumno se dé cuenta y se arrepienta y admita que sea castigado por su comportamiento.
Conocimiento de la lengua
Entre todas las lenguas, la que con más perfección deben saber los niños es la lengua propia de su patria. Y como no faltan catalanes que a veces desprecian nuestra lengua, hay que advertir que la rudeza y falta de términos que le atribuyen, provienen de dos causas: una es que estas personas tienen el genio de amar más lo que es forastero y la segunda causa es porque hay poco cuidado, en este país, de enseñar a hablar el catalán con aquella perfección y gentileza con que se debería hablar.