Francesc de Montpalau, abad de Banyoles y embajador en Francia de la Generalidad de Cataluña

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Francesc de Montpalau nació en el castillo de Argelaguer. Era hijo de Gaspar de Montpalau, señor del castillo de Montpalau, y de su primera mujer, Helena de Solanell. Estaba emparentado con los Sampsó gerundenses. Fue bautizado el 27 de enero de 1600. Fue monje obrero de Santa Maria de Ripoll, de donde fue también sacristán y síndico. En 1641, durante la Guerra dels Segadors (1640-1652), formó parte del brazo eclesiástico de la Generalidad de Catalunya. En febrero del año siguiente, la Junta de la Congregació Benedictina Claustral Tarraconense decidió enviarlo, como embajador, ante el señor de Argenson, para tratar el hecho de que el rey de Francia proveyera los abades de los monasterios, ya que la Congregación no estaba de acuerdo. Cuando era monje sacristán de Ripoll, fue recompensado por su participación pro francesa durante la Guerra dels Segadors por el gobierno del lugarteniente francés, marqués de Brézé (1642), con los abadiatos de Banyoles y Camprodon. Fue electo el 10 de marzo de 1642. El papa Urbà VIII le dio las bulas el 11 de mayo de 1644. Un mes después, el 13 de junio, fray Gispert de Amat i Desbosc, abad de Sant Pere de Galligants , como procurador del nuevo abad, tomó posesión de la abadía de Banyoles.

Entre el mes de marzo de 1642 y agosto de 1644 se encontraba en Barcelona para asistir a las Juntes de la Sagrada Religió y fue escogido auditor de cuentas (octubre de 1642). El 15 de febrero de 1644, el Consistori de la Diputació lo reeligió para el segundo lugar del brazo eclesiástico. Ese mismo año, fue enviado por los consejeros y por la Generalitat como embajador en París. Las instituciones catalanas lo enviaron repetidamente en París. El 3 de mayo de 1648 fue nombrado presidente por el Sagrat Definitori (presidente de la Congregació Benedictina Claustral Tarraconense) y ya había sido visitador. Tras la rendición de Barcelona a Joan d'Àustria y de la retirada de las tropas francesas del Principado, en 1652, tuvo que emigrar y se refugió en el Roselló (en Sant Miquel de Cuixà), y participó en las sucesivas invasiones que hubo en el Principado. En 1654, Lluís XIV pretendió, sin éxito, nombrarlo obispo de Girona. Sin embargo, este año fue elegido juez especial con jurisdicción sobre los eclesiásticos roselloneses contrarios al dominio francés. También fue presidente, designado por el rey francés, de la Generalitat en Perpinyà (organismo que funcionó hasta el Tratado de los Pirineos, cuando fue disuelto por el rey de Francia) en 1654.

Francesc de Montpalau también fue nombrado abad comendatario de Sant Miquel de Cuixà (1648-1660, aunque por causa de la Guerra dels Segadors no obtuvo las bulas), y secuestrador de las rentas de Sant Martí del Canigó (1652-1674). Así, pues, gobernó los tres monasterios del Roselló (Canigó, Arles y Cuixà) hasta el final de la Guerra dels Segadors. En 1662 fue teniente del presidente de la Congregació Benedictina Claustral Tarraconense en los monasterios del Rosellón.

Entre enero de 1645 y finales de 1647 se encontraba a caballo entre Banyoles, donde presidía los capítulos del monasterio, y Barcelona, ​​donde asistía a las diferentes Juntas de la Congregació Benedictina Claustral Tarraconense, así como las Juntas de Braços y en las reuniones del Consistorio de la Diputació (Generalitat). Y entre 1650 y 1651 se desplazó puntualmente a Banyoles para presidir el capítulo monacal. Del 26 de septiembre de 1651 es la última noticia de su presencia en el monasterio de Banyoles con motivo de dar el hábito a un monje. Pocos días después, el 9 de octubre, al no poder atender personalmente la abadía y los negocios propios de la congregación, escogió un lugarteniente de la presidencia de la Congregació Benedictina Claustral Tarraconense. El 8 de noviembre fue nombrado Canciller de Catalunya. Durante todos los años que estuvo en el exilio francés, siguió en contacto con el monasterio de Banyoles. Así, en marzo de 1664, nombró un nuevo vicario general; abril de 1666 ratificó la elección del nuevo prior claustral, y en enero de 1673 dio instrucciones al prior.

Murió exiliado en Francia el 7 de mayo de 1674. Sus restos fueron trasladados a Banyoles y fue enterrado en la tumba del abad Antoni de Cartellà, aunque otras fuentes dicen que fue en la tumba del abad Antoni de Mantilla.


El proyecto

El espacio Hechos y Gente es una iniciativa abierta a todos que recoge y muestra aquellos hechos, eventos, iniciativas y personas que han tenido trascendencia en la historia de Banyoles y el Pla de l'Estany.

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La ubicación

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La dinámica

El espacio Hechos y Gente está planteado para que esté en constante crecimiento y no habría sido posible sin la colaboración del Centro de Estudios Comarcales de Banyoles, el Rotary Club Banyoles, la Parroquia de Santa María de los Turers y la Revista de Banyoles.